jueves, 19 de noviembre de 2009

Nazarín: Jesucristo mexicano.


Película: Nazarín (México, 1959)

Director: Luis Buñuel.
Actores: Francisco Rabal, Marga López, Rita Macedo, Noé Murayama, Ignacio López Tarso.

Crítica: Algo curioso sucede con las cintas religiosas, las mejores y que realmente muestran el real sentido que Jesucristo quería mostrar en la Iglesia es mejor entendido por ateos, por ejemplo, Pier Paolo Passolini, totalmente anticatólico creo una de las cintas más recordadas de la vida de Jesús: El Evangelio según San Mateo, aunque 5 años antes el cineasta español Luis Buñuel; quien era ateo; refugiado en México crearía una obra maestra, pieza clave tanto en la cinematografía religiosa y en el cine mexicano: Nazarín. La cinta cuenta la historia del Padre Nazario (Francisco Rabal), un hombre que cansado del paganismo de la Iglesia como institución, en un acto considerado por muchos de rebeldía, huye de esto para en el campo tratar de profesar su modo de vivir: un modo muy semejante al de Cristo, durante su trayecto por el destino, Nazarín viajará al lado de dos mujeres desubicadas, una mujer que no ama su esposo (Marga López), y una prostituta y alcohólica (Rita Macedo) que le hace ver la realidad de la sociedad prejuiciosa contemporánea. La cinta es una gran crítica a la iglesia (como institución) por medio de la misma iglesia, mostrando lo alejada que está del verdadero objetivo de su iniciador. Buñuel; con un guión de él, Julio Alejandro y Emilio Carballido adapta a la cultura mexicana y a la época porfiriana (principios del siglo XX) la novela de Benito Pérez Galdós, la cual se desarrolla en Madrid. Buñuel demuestra con esta cinta haber adoptado la cultura mexicana; el actuar, el decir, la comida (nunca habia visto tantas tortillas en una cinta), y su historia, son bien contadas a los ojos de dos españoles (tanto actor como protagonista), y aunque es un tema religioso el relatado, su estilo surrealista nunca se pierde, pues los clásicos alucines en sus cintas se hacen presentes con un Jesucristo masoquista, unos labios ensangrentados por un beso vampírico, y una niña con su trapo caminando por la calle, son escenas perturbadoras, esto de la mano del gran cinefotógrafo Gabriel Figueroa.




Como en casi todas las cintas de Buñuel los personajes son fuertes y no caen en ser ni heroes ni villanos, son un espécimen más en la sociedad, y esto lo crean bien Paco Rabal, Marga López y Rita Macedo, quienes muestran una gran evolución en su carácter y en sus pensamiento. Otras actuaciones que no se dejan pasar son las de la española pero que residió hasta su muerte en México Ofelia Guilmain, como una madre dura, previa al adelísmo; y Ignacio López Tarso, interpretando a la encarnación de el ladrón bueno, acompañando al final del calvario de Nazarín, López Tarso demuestra la profesionalidad que se hace latente en Macario, y roba cámara en los aproximados 10 minutos que aparece. En esta cinta no hay música pero se compensa con las canciones de los vendedores de la Ciudad de México, remitiéndonos de nuevo a la humildad y pobreza que había en México (aunque lo siga habiendo). La fotografía de Gabriel Figueroa como siempre excelsa, plasma su estilo de mostrar el México como un personaje más y confidente de la historia, con planos adecuados a las situaciones. Un gran filme que no se debe dejar pasar, para Andrei Tarkovsky una de las 10 mejores películas de la historia (al menos lo que vivió), y una muestra de lo que debería y no es la Iglesia Católica, una vía de bien espiritual y no material.

Calificación:


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